Para ser efectiva, la formación dentro de la empresa tiene que responder siempre a las necesidades reales de la empresa. Habrá que tener en cuenta el estado actual de la organización, así como, lo necesario para adaptarse a los cambios de su entorno y de las características de los trabajadores (Dipboye et al. 1994). En función de los resultados obtenidos de este análisis de necesidades, se procederá al planteamiento de objetivos, diseño y la evaluación de la formación.
Ahora sí, el punto más determinante para la empresa en términos de beneficios en la formación es la capacidad transferir lo aprendido al puesto de trabajo. La formación será más efectiva cuanto mejor se puedan aplicar los conocimientos y destrezas al puesto del trabajo.
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